Este texto se publicó originalmente en el boletín de la Editorial UV en mayo 2025.
Las librerías son comercios. Pero no son sólo eso. Hay algo más, siempre hay algo más. Ese extra muchas veces es causa del desconcierto inicial que experimenta la persona que, por primera vez, cruza la puerta y se representa con una pregunta sencilla: ¿Aquí cuál es la dinámica? La respuesta a esa pregunta es muy sencilla: comprar un libro. Uno de los libros que, de forma deliberada, decidimos difundir, exponer y, por supuesto, recomendar. Lo realmente interesante, y que no es visible (como en los buenos trucos de magia), son los motivos por los cuales ese libro, y todos los demás, están ahí, a disposición de le visitante.
El Entusiasmo es una librería sostenida por dos conceptos principales: lo contemporáneo y
lo latinoamericano/caribeño. Este binomio es la brújula que nos guía para la elección de
casi la totalidad de nuestro catálogo. Podríamos decir que estamos enamorades de las
múltiples variantes dialectales del español de nuestro continente y que nos entusiasma
mucho la posibilidad de establecer un diálogo directo con les autores de los libros que nos
gustan.
Hace un par de días una lectora compró, por recomendación del círculo de lectura
coordinado por remanso, la novela Chilco de la escritora mapuche Daniela Catrileo. Es una
historia sobre la identidad, los territorios, los afectos y las migraciones que ocurre entre la
ciudad Capital y la alejada isla Chilco, un espacio que se revela como la posibilidad de un
nuevo inicio. La lectora se fascinó con el libro y su razón fue concreta: se había sentido
identificada.
La sensación de identificación durante la lectura es sorprendente y la causa varios motivos.
Uno de ellos es que el libro suena como nosotros: nuestro español latinoamericano está
encapsulado ahí. El Entusiasmo va armando su propio canon, representado en su catálogo,
a través de sus afinidades y de sus diferencias. Por ejemplo, las ausencias de ciertos libros,
como podría ser la gran literatura rusa con sus zares y estepas, no obedecen a que no nos
gusten sino a algo más sencillo: no nos encontramos ahí, no nos escuchamos ahí.
En el recorte literario de la librería hay espacio para la literatura escrita en España,
principalmente de sus territorios más periféricos. Panza de burro (editado por el proyecto
mexicano Elefanta) es también una novela de amistad que se sostiene, principalmente, por
el traspaso que su autora, Andrea Abreu, hace de la lengua oral a la escrita. La isla de
Tenerife, el escenario de la novela, está allá pero suena semejante al Puerto de Veracruz y a
República Dominicana. Por otro lado, los libros del proyecto vasco consonni (criatura andrógina y policéfala, así se definen), también tienen su lugar en nuestros estantes, no sólo por sus libros y sus historias sino por la forma en que conciben la edición, el trabajo y la comunidad.
Finalmente, los libros que pertenecen a nuestro catálogo están ahí porque pensamos que
forman entre ellos un diálogo constante, ya sea a través de sus temas, sus formas o de
quienes los escribieron. Forman parte de una manada, lo que también llamamos
generación, y de un diálogo que todos los días se está construyendo y del que nosotres,
como libreres, también somos parte.
Existe cierta tranquilidad en voltear hacia atrás y mirar lo que ya se ha construido. Pero es
más estimulante establecer, día a día, un nuevo canon: dirigir la mirada a los lados,
reconocer a quienes están creando, no sólo libros sino la música, el cine, el teatro, que nos
acompaña día a día (con nuestros temas y nuestro lenguaje) y preguntarnos si acaso
superarán el paso del tiempo.
Con nuestro catálogo, que cambia todos los días, establecemos nuestro mapa de lecturas y
con nuestras recomendaciones inventamos lectores.
Comments 1
Me encantan! Siempre están mirando a los lados y construyendo diálogos. Gracias por las recomendaciones que siempre son las mejores.